Literatura brasileña: los clásicos
La literatura brasileña abarca siglos y refleja la sociedad, las costumbres y las contradicciones del país. Machado de Assis, uno de los mayores escritores en lengua portuguesa, innovó con la ironía y el pesimismo de las Memórias Póstumas de Brás Cubas y Dom Casmurro, que hasta hoy generan debates sobre los enigmáticos Bentinho y Capitu.
En el Romanticismo, José de Alencar ayudó a construir la identidad nacional con O Guarani e Iracema, explorando el Brasil colonial y la figura del indígena. En Naturalismo, Aluísio Azevedo, con O Cortiço, denunció las desigualdades sociales y las precarias condiciones de vida.
El regionalismo brilló con Graciliano Ramos, que retrató la sequía en el Nordeste en Vidas Secas y la lucha por el poder en São Bernardo. Jorge Amado, por su parte, puso a Bahía y su gente en el centro de la narrativa con Capitanes de las Arenas y Doña Flor y sus Dos Maridos.
La literatura modernista y experimental ganó fuerza con Grande Sertão: Veredas, de João Guimarães Rosa, y A Hora da Estrela, de Clarice Lispector, que exploraron la subjetividad y la condición humana. Macunaíma, de Mário de Andrade, trajo un antihéroe irreverente como símbolo de Brasil. Clásicos como O Quinze, de Rachel de Queiroz, y Fogo Morto, de José Lins do Rego, reafirmaron el poder de la literatura brasileña como espejo de la cultura y la historia del país.
¿Sabías??