La Postura que Calma y Restaura
La postura conocida popularmente como “mariposa reclinada” se utiliza a menudo al final de muchas clases por su efecto restaurador sobre el sistema nervioso. Acostada en el suelo, la persona une las plantas de los pies y permite que las rodillas se abran, creando una suave apertura en las caderas mientras la columna se acomoda en el piso. Aunque parece sencilla, la posición requiere atención constante a la respiración para que el cuerpo realmente se entregue al estiramiento.
El gesto trabaja zonas como la zona lumbar, las caderas y la musculatura pélvica, y suele recomendarse en secuencias orientadas a la desaceleración. En algunas variaciones, los brazos se extienden por encima de la cabeza para ampliar la sensación de espacio en el pecho y favorecer la relajación de los hombros. Se pueden añadir bloques, cojines y mantas para dar soporte a quienes sienten tensión en las piernas. El objetivo es permitir que el practicante permanezca inmóvil durante unos minutos, observando la respiración, reduciendo el esfuerzo y percibiendo la liberación gradual de las articulaciones.
¿Sabías??