El Cordero Pascual
La figura del cordero juega un papel central en la celebración de la Pascua, tanto en el judaísmo como en el cristianismo. En el Antiguo Testamento, durante la primera Pascua, los israelitas recibieron instrucciones de Dios de sacrificar un cordero sin defectos y usar su sangre para marcar las puertas de sus casas. Esta señal los protegería de la décima plaga (la muerte de los primogénitos en Egipto) al permitir que el ángel de la muerte pasara de largo sobre sus hogares. Este acto marcó el inicio de la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud y se recuerda hasta el día de hoy en la Pascua.
Siglos después, en el Nuevo Testamento, Jesús es identificado por Juan el Bautista como el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. La comparación se refiere directamente al cordero pascual, pero ahora en sentido espiritual: Jesús se entrega voluntariamente como sacrificio por la salvación de la humanidad. Con su muerte en la cruz, sustituye el antiguo sacrificio animal, ofreciendo la redención definitiva.
El simbolismo del cordero conecta el antiguo pacto de Dios con Israel con el nuevo pacto sellado por la sangre de Cristo. Para los cristianos, Jesús es el verdadero Cordero Pascual, cuyo sacrificio trae vida eterna y reconciliación con Dios: un acto de amor que redefine profundamente el significado de la Pascua.
¿Sabías??